martes, 14 de agosto de 2012

felicidad = libertad


¿CÓMO SOMOS REALMENTE FELICES?
Introducción
En estos tiempos difíciles, conviene hacernos la pregunta que da título a este artículo:¿Cómo somos realmente felices?
Eruditos como Martin Seligman (Albany, NY, 1942), creador del concepto “optimismo aprendido”, afirma dos cosas acerca de la felicidad: que debemos fijarnos más en nuestras fortalezas que en nuestras debilidades y que no existe una única felicidad. Cada persona bebe en unas fuentes distintas para alcanzar “su” propia felicidad. Somos felices de muy diversas maneras.
Precisamente, el objetivo de este artículo es averiguar cuales (normalmente, son varias) de los dieciseis tipos de felicidades que definimos son las que nos permiten alcanzar “nuestra felicidad”.
Continuaremos enfocando el concepto de felicidad, después vendrán unas conclusiones y finalizaremos con un epílogo que relaciona felicidad y optimismo.
Clases de felicidad
Los dieciséis tipos de felicidad contemplados son: social, familiar, del emprendedor, competitiva, física, cooperativa, intelectual, hedonista, rítmica, contemplativa, devota, ficticia, histérica, forzada, masoquista y de riesgo.
A su vez, estos dieciséis tipos de felicidad, se agrupan en tres grandes apartados, a saber: positivas, neutras y destructivas.
Dentro de las felicidades positivas nos encontramos con siete tipos: social, familiar, del emprendedor, competitiva, física, cooperativa y intelectual.
Dentro de las felicidades neutras: hedonista, rítmica, contemplativa y devota, ficticia e histérica.
Por último, dentro de las felicidades destructivas: forzada, masoquista y de riesgo.
Veamos cada una de ellas, comenzando por las seis felicidades positivas.
  • Felicidad social.- Personas que son felices haciendo felices a sus semejantes. Para conseguirlo, transmiten optimismo a los que les rodean y son de sonrisa fácil. Son tan buenas personas que algunos de sus semejantes se aprovechan de ellos. Sobre todo, si no saben decir “no”. Sonreír, en general, beneficia nuestro organismo ya que libera endorfinas, que tienen propiedades analgésicas. Así mismo, la parte del cerebro que controla las emociones placenteras (como la risa) puede estimular la actividad del sistema inmunitario. Por ello, las personas que no sonríen son más propensas a padecer enfermedades debido a sus bajas defensas.
  • Felicidad familiar.- Personas que necesitan el contacto constante o frecuente con padres, hermanos, tíos, primos, etc. A lo largo de la vida, este tipo de felicidad se va transformando: se vive en pareja, se tienen hijos (influye mucho el instinto maternal o paternal) y se cuidan nietos. En caso necesario, los familiares pueden sustituirse por amigos. La Red Social como Facebook es un buen ejemplo.
  • Felicidad del emprendedor.- Personas que disfrutan compitiendo consigo mismo, a través de la creación de sus propios negocios y empresas. Suelen conocerse bien y apuntan los objetivos hacia sus aptitudes más desarrolladas. Aunque fallen, son persistentes y lo vuelven a intentar. Son felices así, controlando su tiempo y su destino.
  • Felicidad competitiva.- A diferencia de la anterior, las personas competitivas son felices cuando derrotan a un rival, ya que compiten contra otras personas (es más fácil que hacerlo contra uno mismo).
  • Felicidad física.- Personas que encuentran la felicidad a través de cualquier actividad física. Necesitan practicar algún deporte en consonancia con sus preferencias, aptitudes, edad, etc.
  • Felicidad cooperativa.- Personas muy sociables que son felices trabajando en equipo. En este sentido conviene diferenciar entre “Banda” (1+1< 2), “Grupo” (1+1=2) y “Equipo” (1+1>2). Suele correlacionar directamente con la felicidad social.
  • Felicidad intelectual.- Personas que logran la felicidad a través de cualquier manifestación artística, científica o investigadora.
Después de definir las siete felicidades positivas, nos centramos en las seis neutras: hedonista, rítmica, contemplativa, devota, ficticia e histérica.
  • Felicidad hedonista.- Personas que encuentran la felicidad a través de los placeres biológicos: comida, bebida, sexo, culto al propio cuerpo, etc.
  • Felicidad rítmica.- Para algunas personas, cualquier actividad humana en la que intervenga el compás, tiene la virtud de conducirlas a una sensación de euforia. Nuestra propia vida se halla bajo control rítmico: cardiaco y respiratorio (corazón y pulmones). Desde que nuestra madre nos mece en sus brazos y en la cuna, nos canta canciones, cuando crecemos seguimos el compás de una canción con las palmas de las manos o con el pie dominante. Por ejemplo, bailarines, músicos y cantantes son felices a través del ritmo.
·      Felicidad contemplativa.- Personas que disfrutan meditando. Consiguen la paz interior (su felicidad) a través de la introspección. Por ejemplo, ascetas, ermitaños y órdenes religiosas sin contacto exterior y con voto de silencio.
  • Felicidad devota.- Se logra la felicidad por la adoración a un ser superior. Estas personas tienen una fe ciega, que no deja lugar al razonamiento analítico, debate científico o sentido común. La interpretación psicológica nos dice que se regresa a la seguridad infantil en la que se sustituye a los padres todopoderosos por un ser invisible que todo lo puede.
  • Felicidad ficticia.- Personas soñadoras que son felices cuando se evaden de la realidad. Para conseguirlo, utilizan diversos medios: televisión, lecturas fantásticas, juegos de rol. Desde hace unos años, la tecnología facilita este tipo de felicidad.
  • Felicidad histérica.- La histeria no es una enfermedad ni un trastorno mental, es un tipo de personalidad, una manera de entender el mundo ni mejor ni peor que la que muestran las personas neuróticas, depresivas u obsesivas. En general, son personas que encuentran su felicidad llamando la atención en cualquiera de sus múltiples manifestaciones: forma de vestir, de hablar, de comportarse,…
Por último, veremos las tres felicidades destructivas: forzada, masoquista y de riesgo.
  • Felicidad forzada.- Se logra a través de las drogas legales (café, tabaco, alcohol y algunos medicamentos) e ilegales (opio, heroína, cocaína,…).
  • Felicidad masoquista.- Es la antítesis de la felicidad hedonista, ya que es propia de personas que disfrutan con el dolor propio, ya sea físico o psíquico. Existen fanáticos de la salud, de las dietas, etc. Por ejemplo, resulta evidente que la raza humana no evolucionó por ser vegetariano puro (voluntario, no forzado), sino por ser omnívoro.
  • Felicidad de riesgo.- Algunas personas encuentran la felicidad en el riesgo. Son felices al superar cada vez un poco más el reto que se plantean. Practican deportes como el puenting, el parapente o el paracaidismo o, son adictos a juegos de Casino o máquinas tragaperras. Su filosofía de vida se resume en la frase siguiente: “Mide la vida por las cosas que te cortan la respiración, no por las veces que respiras”.
Para diagnosticar sus felicidades primarias, puntuelas de 1 (no se identifica en absoluto con ella) a 5 (se identifica totalmente). Las de mayor puntuación serán sus felicidades primarias, las que puntúen más bajo las secundarias y las que no puntúen  serán las  que usted rechaza.
Características de la felicidad
  • La felicidad no debe ser el propósito de nuestra vida. Es una actitud ante lo que nos sucede. No todas las personas reaccionamos igual ante el mismo acontecimiento.
  • La felicidad es una consecuencia, no una recompensa.
  • La felicidad es fugaz, tiene de altura lo que le falta en longitud.
  • La felicidad es esquiva, no se logra porque se persiga con ahínco. Llega cuando menos te lo esperas y se va sin avisar.
  • La felicidad no es el éxito. Se consigue la felicidad cuando se quiere lo que se tiene (sea poco o mucho) mientras que el éxito se consigue cuando se obtiene lo que se quiere (cuanto antes, mejor).
  • La felicidad reside, en la mayoría de los casos, en las cosas sencillas.
  • La felicidad se multiplica si se comparte.
  • La felicidad no se puede comprar. Si fuera así, las personas que aparecen en la lista publicada por la revista Forbes (www.forbes.com) siempre serían felices.
Conclusiones
La felicidad y la personalidad están íntimamente ligadas. Toda persona tiene su predisposición a ser feliz y si la midiéramos en la escuela, veríamos que hay individuos con un ocho sobre diez (teniendo lo justo para vivir), mientras que otros se quedarían en un 3 (teniéndolo todo en la vida).
Al primer tipo pertenecería el optimista extrovertido, alegre y despreocupado que encuentra compensaciones en casi todo lo que hace o le sucede.
El extremo opuesto sería el pesimista introvertido que siempre ve lo peor de cada situación. Aunque tenga alguna experiencia agradable, descubrirá algún terrible error que anule lo positivo.
La personalidad es la suma del temperamento heredado y del carácter, que va evolucionando en función de los cuatro ambientes en los que vivimos desde que nacemos: familiar, escolar, social y laboral. Durante los primeros diez años de vida, la familia y la escuela son fundamentales para forjar nuestra personalidad, ya que el autor considera de mucha más importancia lo vivido que lo heredado en una proporción de 80% (los cuatro ambientes) y 20% (herencia).
Por tanto, si queremos disfrutar el máximo tiempo posible de la felicidad, debemos gozar el mayor tiempo posible de una agradable paz de espíritu, interrumpida por momentos de intensa dicha.
Epílogo
La felicidad y el optimismo suelen ir cogidos de la mano. Gracias a éste, la civilización humana se está desarrollando continuamente. Como dijo Helen Keller (1880-1964) en su libro Optimismo (1903), “ningún pesimista ha descubierto el secreto de las estrellas, ni navegado por mares desconocidos”.
Helen Keller quedó sorda, ciega y muda a los 19 meses de edad debido a unas fiebres. Estas deficiencias sensoriales no le impidieron ser la primera persona sorda en graduarse por la universidad, como tampoco le impidieron ser feliz y ayudar a otros deficientes sensoriales durante toda su vida, escribir once libros, innumerables artículos y dar conferencias por todo el mundo