domingo, 28 de junio de 2015

TODO COMO PARA JESUS

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La Gracia de Dios
Efesios 2:8-9

INTRODUCCIÓN: Un hombre muere y es trasladado al cielo. Encuentra a San Pedro esperándole a la entrada y dice al hombre, "Así es como funciona. Tú necesitas 100 puntos para poder entrar en el cielo. Tú me vas a decir todas las buenas obras que hiciste, y yo te asignaré una cierta cantidad de puntos por cada cosa, dependiendo de qué tan buena fue. Cuando acumules 100 puntos, entonces podrás entrar. "OK", dice el hombre. "Pues estuve casado con la misma mujer por unos 50 años y nunca la engañé…ni en mi corazón.” “Magnífico”, dice San Pedro. "Eso sí que vale tres puntos". "¿Tres puntos?", pregunta el hombre. "Pues, también asistí a la iglesia toda mi vida y la sostuve con mis diezmos, ofrendas y servicio. "Maravilloso", dice San Pedro. "Eso por cierto que tiene un valor de un punto. "¡Un punto!", exclama el hombre. "Pues, ¿Qué te parece esto? Estuve trabajando entre los pobres de mi ciudad, dándoles de comer y ropa también. "Fantástico", dice San Pedro. "Otros dos puntos a favor de tu cuenta. "¡Dos puntos!", grita el hombre. Si sigo así será solamente por la gracia de Dios que podré yo entrar al cielo." "¡BIENVENIDO!", dijo San Pedro.

DESARROLLO
1) La Gracia es el favor inmerecido de Dios: En efecto, gracia es el favor inmerecido de Dios extendido a una persona que no está calificada para obtenerlo, que es indigno de recibirlo y que no es capaz tampoco de adquirirlo. La Gracia; es recibir el favor y ser reconciliados con Dios, por causa de Jesucristo.

En la Biblia se reseña una fascinante historia que captura como pocas, una ilustración hermosa de la gracia de Dios. Involucra a dos hombres en el Antiguo Testamento, uno de ellos el Rey David y otro cuyo nombre fue Mefi-boset (MB).

David y Jonatán (hijo del rey Saúl) tuvieron una entrañable amistad, fruto de ella establecieron un pacto de mutuo beneficio (leer 1 Samuel 18:1-3; 20:13-17). Ambos se comprometían a protegerse el uno al otro, Jonatán llego más lejos, pues le pidió a David que su nombre no fuese jamás borrado de la casa de David. Tiempo después, el Rey Saúl juntó a sus hijos Jonatán, Abinadab y Malquisúa; y fueron muertos en una batalla contra los filisteos. Tras varios años de postergación y olvido, David recordó la promesa empeñada a Jonatán y decidió cumplirla.

Léase 2 Samuel 9:1-7. Encontramos a David preguntando si existía alguien a quien pudiese beneficiar en memoria de Jonatán. En efecto, Siba un administrador de la casa de Saúl le infirmó de la existencia de MB; hijo de Jonatán, pero su respuesta sugería que MB no era digno de la misericordia del Rey pues era lisiado de los pies tras un accidente que sufrió en manos de su nodriza a la edad de cinco años (2 S 4:4).

Era costumbre de la época que cuando un Rey era derrocado, toda su descendencia era exterminada a fin de no dejar ningún familiar quien pudiese reclamar para sí el reinado. La nodriza de MB sabía que el niño iba a ser buscado y asesinado, por tanto huyó y le ocultó. MB se ocultó desde entonces y trató de pasar desapercibido.

Al comparecer ante el Rey David, MB pensó que iba a morir, pero el Rey le dijo: “No tengas temor”, no le hizo daño alguno; más bien, le restituyó sus tierras y desde ese mismo día pasó a comer en la mesa del Rey, junto con sus hijos.

Podemos sacar algunas analogías con el hombre pecador que nos sirven de ilustración para este tema de la Gracia.

a)    Comunión: Al igual que Adán y Eva gozaban de una comunión íntima con Dios, MB gozaba de una comunión única con su padre y su abuelo el Rey Saúl.
b)    Desastre: Al pecar Adán y Eva advirtieron que estaban desnudos y que habían desobedecido a Dios y fueron arrojados del paraíso. Cuando mueren Saúl y sus hijos, MB pierde todos sus privilegios y debe huir.
c)    Fidelidad: Dios en Jesús, extiende Su amor al hombre. David en (por) Jonatán, extendió su misericordia a MB.
d)    Distanciamiento: Cuando Adán y Eva pecaron, se alejaron y ocultaron de Dios. Todo pecador busca alejarse de Dios. MB se alejó del Rey David.
e)    Restauración: Dios por medio de Jesús restaura al hombre pecador y lo perdona. David restauró así también las propiedades que pertenecieron a MB.
f)       Adopción: Dios por medio de Jesús nos adopta como sus hijos (Ro 8:15-16). David adoptó a MB como uno de sus hijos (2 S 9:11).

2) La Gracia es también el poder capacitador de Dios: Como hemos señalado, no solo la gracia es el favor inmerecido de Dios extendido hacia un depravado e indigno pecador; la gracia además, es el medio por el cual somos revestidos de la competencia de Dios para vivir una vida santa, abundante y de poder.

Los héroes de la fe, cuyas vidas somos animados a imitar en Hebreos 11, fueron hombres y mujeres, que empezaron su vocación de servicio a Dios conscientes de sus propias limitaciones. Noé, Abraham, Isaac, José, Moisés, Gedeón, Sansón, Rahab, Samuel, David, Elías entre otros, no fueron “extraterrestres”, eran de carne y hueso como usted y yo, con virtudes y defectos, con voluntad y con debilidades.

Léase Jueces 6:11-16. Dios llama a Gedeón: hombre esforzado y valiente, pero Gedeón tuvo inicialmente incredulidad V.13. “¡Si Dios estuviera con nosotros no pasaríamos por estas penurias!” afirmó él. Dios sin embargo, le aseguró su respaldo y con solo 300 hombres derrotó a los madianitas, cuyo ejército sumaba 120,000 hombres. La gracia de Dios lo sostuvo.

Pablo sufrió mucho como siervo del Señor Jesús y por anunciar el Evangelio de salvación. Léase 2 Co 11:22-30. Pablo nos anima a gloriarnos en nuestras debilidades, problemas, tribulaciones y enfermedades, pues allí somos más dependientes de Jesús. ¿Esto parece una cruel ironía, no lo cree usted mi hermano? A través de las pruebas, el poder del Señor Jesús se perfecciona. “Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.” (2 Co 12:8-9).

¿En dónde hemos de buscar la gracia (poder capacitador de Dios)? Léase Hebreos 4:14-16. Aquí somos animados a buscar en Jesús, nuestro Gran Sumo Sacerdote, que nos entiende y se compadece de nosotros cuando somos tentados por el enemigo, cuando pasamos por tribulaciones, cuando la enfermedad azota nuestro cuerpo, cuando el enemigo pretende sacudirnos como el trigo. Él nos asegura que podemos alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro. ¡Aleluya!.


APLICACIÓN: Léase finalmente el pasaje de 1 Pedro 5:10-11 y hágase un comentario final. Oren para que la gracia de Dios asista a los presentes en el desarrollo de la vida cristiana y culminen este pasaje y dando alabanza a Dios. Invítese a los presentes a recibir a Jesús como Su Salvador personal.

articulo de mi amada iglesia GALILEA ♥